domingo, 21 de diciembre de 2008

Selección de Poemas. Carlos Palaia.

La lectura del primer poema de esta selección me recordó mucho a Charles Bukowski (Henry Chinaski como firmaba sus obras), en particular recordé el título de uno de sus libros: La muerte se está fumando mis cigarros, porque los poemas que aparecen allí tienen mucho del ambiente de este y de los poemas que siguen.

I

La loca frente al televisor,

yo … sentado a su espalda.

Dos corazones enajenados

mirando al otro lado

de la calle.

La loca y su cigarro …

me elevan con su humo,

entre sus volutas danzo

tratando de olvidar ¿qué?

¿ Olvidar? ¿Olvidar o recordar?

La loca y el televisor.

Mis ojos van y vienen,

mirando al otro lado de la calle

barrida por rachas

de un viento tímido y gris.

La loca y el televisor,

dimensión desconocida,

inmedible espacio,

en el que busco tu mirada.

La loca y el cigarro …

mis ojos tristes … ya no

miran nada,

menos al otro lado de la calle

verde que te roba, la mirada

inquisidoramente inocente …

La loca y yo …

Nada más …

La loca y … la esquina …

Tu mirada …

Yo solo …

mirando la espalda

de la loca …

y sus dedos sumergidos

en el paquete de papas fritas …

y el humo del cigarro rodeando

su rostro …

Yo a espalda de la loca.

El viento barriendo la calle

de la esquina verde que

te devoró sin que antes

me vieras, a espalda de

la loca y su cigarro …

II

Clavados en la mesa de un bar

casi oscuro,

mis codos me retienen.

Clavados en la mesa de un

bar

casi silencioso,

mis codos me retienen.

Las piernas se mueven, tus

ojos al otro lado de la calle,

miran sin verme.

Mis piernas se mueven,

clavado a la mesa de un

bar,

iluminado por tu cara,

mis codos me retienen.

Mis piernas se mueven,

la luz se va,

tus ojos ya no están,

Sólo tu espalda,

al otro lado

de la calle muerta por

la siesta, iluminada

por un sol raquítico.

Mis codos se clavan,

mis manos se asustan,

mis piernas se mueven

ya no soy.

La esquina te devora

el bar se fragmenta

mi cuerpo ya no

es mi cuerpo.

La esquina ya no

es esquina,

es devoradora de las

ilusiones de las piernas

que quieren liberarse de

los codos clavados en la

mesa de un bar.


III

La falta de respuesta es como

un fusilamiento,

miles de cuerpos caen,

pero el mío queda como testigo

con huesos podridos como

el tronco de los árboles

moribundos …

Entonces es cuando te imagino,

te reconstruyo. Uno los fragmentos

porque los pedacitos multicolores

de tu ser … te hacen ser … tan

concreta …

El viento sur refresca mi cuerpo,

lo rejuvenece … aún estando

tan envejecido.

Mi soledad como mi sombra

está a mi lado … del otro,

solo mudez … nada.

La falta de respuesta es como

un fusilamiento,

en el que miles de cuerpos caen

y solo queda el mío en píe

triste testigo de la masacre

provocada por el silencio.

VI

Espero que mi cama sienta

el traqueteo del tren …

Espero que mi cama sienta

el traqueteo de mi cuerpo

cayendo sobre tus piernas,

pero ellas se pierden,

acolchadas por la niebla.

Tus piernas, tu cintura,

tus caderas, tu boca,

se pierden en la niebla.

El traqueteo del tren

no me despierta,

sólo deseo que su luz

rompa la niebla

y mis ojos traten de rescatar

tus piernas, tus caderas,

tus labios, tu boca

con comisuras desencantadas,

pero igual te busco,


aunque en la niebla

no te encuentro

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ABRO MIS BRAZOS

Abro mis

brazos,

intento

atrapar

al viento.

No se deja,

se evade,

me recuerda

a vos.

Abro mis

brazos,

intento

retenerlo,

se escurre,

me recuerda

a vos.

Levanto mi

cara,

me besa

fugazmente

en la mejilla,

me recuerda

a vos.

Rodea mi

cuerpo,

pero no

lo abraza,

me recuerda

a vos.

Va y viene,

se pierde,

pero vuelve,

me recuerda

a vos.

Decide

cuando

y cómo

llegar,

me recuerda

a vos,

pero no

puedo dejar

de intentar

atraparlo,

me recuerda

a vos.



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